Tras refinar la jugabilidad y los apartados técnicos a lo largo de
tres entregas, es ahora en este cuarto título cuando la saga ha
alcanzado la total madurez, con una jugabilidad excelente, a
caballo entre el arcade y el simulador, aunque casi más cerca de esto
último, y unos gráficos que tienen su punto fuerte en la deformación del
terreno, una de las novedades del año pasado, que ahora se ha mejorado
mucho. Pero THQ ha decidido usar este producto como conejillo de indias,
con una nueva estrategia en la que el juego llega al mercado con un
precio más bajo de lo habitual -40 euros-, pero también con una reducción de sus contenidos, que van a ir renovando y aumentando cada semana a través de contenidos descargables de pago.
Habrá a quien le guste esto, otros lo criticarán, y sin duda parece una estrategia arriesgada, y a todas luces experimental. Tenemos doce circuitos Nacional, cuatro Pistas cortas, dos recorridos libres y nada más. Además desde el inicio solo podremos acceder a dos de cada, ya que para poder desbloquear el resto tenemos que subir de nivel, una primera tanda cuando llegamos al nivel 10 y el resto cuando alcanzamos el 25. Y ningún modo de juego, es decir, solo podemos correr carreras en estos circuitos contra otros rivales e ir adquiriendo experiencia y conseguir mejores tiempos y puntuaciones, sin la posibilidad de disputar torneos o campeonatos, aunque sí trae un modo multijugador tanto local como por internet.
La jugabilidad como ya hemos dicho al principio nos parece todo un acierto, y tras varios títulos de MX parece que han dado con la fórmula exacta. Con el stick izquierdo del mando manejamos la moto y con el derecho el cuerpo del piloto, y las sensaciones que se consiguen en la conducción nos parecen de las más realistas que hemos probado en un juego de este género. Se nota perfectamente en el control el relieve del terreno –también ayuda a esta sensación la vibración del mando- y aunque tiene algunas concesiones al arcade, ya que es bastante permisivo con los toques con los rivales –no es fácil caerse al suelo por este motivo-, es bastante exigente, más cerca de un simulador que de otra cosa. Además si queremos hacerlo todavía más realista podemos desactivar un par de asistencias, como son la ayuda en el salto y en las curvas, volviéndose mucho más complicado.
Habrá a quien le guste esto, otros lo criticarán, y sin duda parece una estrategia arriesgada, y a todas luces experimental. Tenemos doce circuitos Nacional, cuatro Pistas cortas, dos recorridos libres y nada más. Además desde el inicio solo podremos acceder a dos de cada, ya que para poder desbloquear el resto tenemos que subir de nivel, una primera tanda cuando llegamos al nivel 10 y el resto cuando alcanzamos el 25. Y ningún modo de juego, es decir, solo podemos correr carreras en estos circuitos contra otros rivales e ir adquiriendo experiencia y conseguir mejores tiempos y puntuaciones, sin la posibilidad de disputar torneos o campeonatos, aunque sí trae un modo multijugador tanto local como por internet.
La jugabilidad como ya hemos dicho al principio nos parece todo un acierto, y tras varios títulos de MX parece que han dado con la fórmula exacta. Con el stick izquierdo del mando manejamos la moto y con el derecho el cuerpo del piloto, y las sensaciones que se consiguen en la conducción nos parecen de las más realistas que hemos probado en un juego de este género. Se nota perfectamente en el control el relieve del terreno –también ayuda a esta sensación la vibración del mando- y aunque tiene algunas concesiones al arcade, ya que es bastante permisivo con los toques con los rivales –no es fácil caerse al suelo por este motivo-, es bastante exigente, más cerca de un simulador que de otra cosa. Además si queremos hacerlo todavía más realista podemos desactivar un par de asistencias, como son la ayuda en el salto y en las curvas, volviéndose mucho más complicado.


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